Taiwán, 22 Julio.- Aunque los católicos son una minoría en Taiwán (unos 300.000, en una isla de 23,5 millones de habitantes) la Iglesia es dinámica en esta isla, ejemplo de la laboriosidad china cuando no está cercenada por un régimen comunista, como en la vecina China continental.
De acuerdo el sitio web "portal de la luz.org" actualmente el catolicismo taiwanés cuenta con más de 720 parroquias, presencia de 33 órdenes religiosas masculinas, 62 congregaciones femeninas, 6 centros universitarios, 30 institutos de secundaria, 155 guarderías, 2.000 clérigos...
Es el fruto de una evangelización que empezó en 1626 con los dominicos españoles Bartolomé Martínez, Domingo de la Borda, Francisco Váez de Santo Domingo, Francisco Mola, Ángelo Cocchi de San Antonio, Juan de Elgüeta y Francisco de Acebedo, que bautizaron en sus días a más de 5.000 personas. La isla, de hecho, contó con un gobernador hispano de 1626 a 1640, cuando la separación de España y Portugal impidió defender el lugar de los enemigos holandeses.
Sin embargo, pese a esa iglesia dinámica, el santuario mariano de Wu Fung Chi se originó en la aparición de la Virgen en 1980 no a católicos, sino ¡a budistas!
Este caso que algunos califican de insólito, pues los videntes no son cristianos pero enseguida entienden que están ante la Virgen María de los cristianos tuvo lugar el 6 de noviembre de 1980, y aunque la Iglesia aún considera la aparición "bajo investigación" concedió permiso para construir el santuario y peregrinar a él.
Emma Neri escribió sobre el santuario en la web de la Fraternidad Misionera San Carlos Borromeo, ligada al movimiento "Comunión y Liberación"…
Wu Fung Chi (o Wufeng Qi) es una montaña con un paisaje que «parece robado a un cuadro chino», según describe el misionero italiano Paolo Costa, con 14 años de experiencia en Taipei: «pendientes herbosas de relieves marcados por las cascadas, océano en el horizonte, leve llovizna».
El estilo del templo católico actual -de 1994- se inspira en el concepto chino de "altar del cielo", lugar propiciatorio para una buena cosecha. Allí acuden a menudo los misioneros italianos, Paolo, Emanuele Angiola y Donato Contuzzi. «Venimos aquí a pedir a la Virgen que proteja nuestra casa y nuestra misión», explican.